Adventistas
Volver a BlogTeme a Dios
El mensaje del tercer ángel, lo encontramos en Apocalipsis 14:7
diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle gloria; porque la hora de su juicio ha venido; y adorad a Aquél que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de las aguas.
Y se nos pide que tengamos temor de Dios, pero ¿Tememos realmente a Dios?
Para eso debemos realizarnos un autoexamen, para saber si tememos a Dios.
Vienen en este momento a mis pensamientos varios casos en los que podemos ver a personajes del antiguo testamento.
Uno de ellos dijo: cómo voy yo a pecar contra de Dios, sí fue José.
Y en el otro extremo tenemos a alguien que primero vio a una mujer casada y luego no resistió la tentación y pecó con ella, la embarazó y trazó un plan para encubrir su pecado, y al ver que su plan no funcionó envió al esposo de la mujer al frente de su ejército para que muriera, si fue el Rey David.
Ahora cuando tememos a Dios, nos abstenemos de pecar y el apóstol Pablo, nos explica que el pecado es transgresión de la Ley, aunque el guardar la misma no quiere decir que nos salve, si podemos decir que al no guardarla caemos en pecado, por lo tanto caemos bajo ley y al guardar la Ley estamos en ley. Pero si en algún momento pecamos, tenemos la Gracia que es la paga de nuestro pecados con la preciosa sangre de nuestro salvador Jesucristo, quien obedeció a Dios hasta la muerte, el cargo con nuestras transgresiones a la Ley y murió en un madero en nuestro lugar.
Si por la desobediencia de un hombre entró el pecado a este mundo, por la obediencia de Jesús vino la salvación a este mundo.
La Gloria sea para nuestro señor Jesús, quien ahora nos pide que obedezcamos sus mandamientos los cuales se resumen en dos:
36Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38Éste es el primero y grande mandamiento. 39Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas Mateo 22:36 al 40.
Y lo más impactante es que también podemos decir que aun la ley y los profetas se resumen en estos dos mandamientos. Es obvio que si amos a Dios y tememos a Dios, no tendremos Dioses ajenos y que si amo a mi prójimo no voy a matar, porque la transgresión de un solo mandamiento nos hace culpables de todos. Así que como dice el apóstol Pablo en el libro de Romanos los mandamientos se resumen, en ningún momento fueron eliminados o cambiados:
No debáis a nadie nada, sino amaos unos a otros, porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No cometerás adulterio: No matarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: No codiciarás: Y cualquier otro mandamiento, se resume en esta frase: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la ley.
Y esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarnos del sueño; porque ahora está más cerca nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y el día está por llegar; desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz. Andemos honestamente, como de día; no en desenfrenos y borracheras; no en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias. Mas vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para satisfacer los deseos de la carne. Romanos 8-14
Corremos el peligro de creen estar revestidos de Cristo Jesús, y no darnos cuenta que el temor a Dios es guardar sus mandamientos y sus mandamientos no son gravosos, así que como Jesús le decía a sus seguidores cuando les perdonaba, vete no peques más, nosotros debemos como mínimo obedecer, porque él murió por nosotros y nos salvó de la muerte.
No seamos tibios de corazón amemos a Dios y pongamos colirio en nuestros ojos para que podamos ver que sus mandamientos siguen vigentes, y que los debemos guardar todos no sea que cuando venga nos sorprenda y nos encuentre pobres y desnudos.
Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Quisiera que fueses frío o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de nada; y no conoces que tú eres un desventurado, y miserable, y pobre, y ciego, y desnudo. Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para que te vistas, y no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como también yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 3:15-22
Siendo que habremos de ser juzgados por nuestras transgresiones a la ley de Dios, debemos resistir al pecado y adorar al que hizo los cielos y las fuentes de las aguas, en el día que él estableció en su cuarto mandamiento.
8Te acordarás del día sábado, para santificarlo. 9Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10pero el séptimo día es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11Porque en seis días hizo Jehová el cielo y la tierra, y el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día sábado y lo santificó. Éxodo 20:8-11
El día séptimo es el día que equivale a Sábado y no Domingo como algunos piensan, recordemos que si le fallamos a Dios en un mandamiento somos culpables de todos.
Referencias biblicas https://bibliaparalela.com/rvg