El mensaje del segundo ángel se puede encontrar en Apocalipsis 14:8.
“Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.’”
El mensaje del primer ángel señala el lado de Dios en el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. El mensaje del segundo ángel describe el lado de Satanás en el mismo conflicto. Este mensaje parece intimidante. El colapso total de una gran ciudad es un acontecimiento aterrador e inquietante. Las consecuencias parecen graves.
Sin embargo, para el pueblo de Dios, la caída de Babilonia es un acontecimiento verdaderamente triunfal. Babilonia (proveniente de la palabra hebrea para confusión) es el poder que ha perseguido al pueblo de Dios. Babilonia ha intentado falsificar la salvación pura ofrecida a través de la muerte y mediación de Cristo. Esta gran ciudad, también retratada como una prostituta inmoral, ha introducido muchas enseñanzas falsas que oponen exactamente al don gratuito de la gracia a través de la fe enseñado, tal como fue enseñado por Cristo. Su vino es una mezcla de ideas que incluyen intentos de asegurar la propia salvación a través de obras humanas e intercesión humana. Estas ideas sirven para confundir a los habitantes de la tierra.
Cooperando con Satanás, Babilonia busca destruir la confianza que tienen los seres humanos en Dios. Intenta seducirlos para que sigan sus costumbres licenciosas y, si consigue persuadirlos, ella impondrá su voluntad a los habitantes de la tierra. Pero ambas tácticas sólo conducen a la destrucción y a la muerte.
Entonces, no es de extrañar que el verdadero pueblo de Dios se alegre por su destrucción. La destrucción de Babilonia significa que el opresor de los santos de Dios es derrotado y que su Capitán ha ganado la batalla. ¡El Cordero inmolado es ahora el Vencedor! La justicia, la rectitud y la paz triunfan sobre la confusión, la destrucción y la muerte. Ahora Cristo podrá establecer su reino eterno donde reinará con justicia soberana y ofrecerá la vida eterna a los que le son fieles.
Pero el punto sobre saliente, proclamado tan vigorosamente por el segundo ángel, es que aún hay tiempo para elegir. Dios sabe que todavía hay personas aún escuchando las mentiras de la prostituta todavía buscan algo mejor, algo más genuino y auténtico. Son precisamente a ellos a quienes llama el ángel. Todavía existe la oportunidad de salir de Babilonia y formar parte de los santos de Dios. “Oí entonces otra voz del cielo, que decía: ‘Ustedes, los de mi pueblo, salgan de esa ciudad para que no participen de sus pecados ni reciban parte de sus plagas’” (Apocalipsis 18:4).
Observa que Dios dice, “los de mi pueblo…” Dios considera pueblo suyo incluso los que forman parte de Babilonia. Dios anhela que se salve su amado pueblo de las plagas que sufrirá Babilonia. Él desea, más que nada, sacarlos de este mundo sin esperanza y llevarlos a la esperanza de una eternidad vivida con.
Pero no puede hacer eso. Él elige no usar las tácticas de la prostituta inmoral. No forzará a las personas enredadas en los engaños de Babilonia a dejarlos atrás. Solo puede llamar y esperar que le respondan.
Dios te ama demasiado como para quitarte tu libertad de elección. Sólo puede pedirte que eliges. ¿Qué harás con esa petición? ¿Acallarás la última apelación de Cristo? ¿O responderás saliendo fuera de Babilonia y permitiéndote ser atraído a los brazos amorosos de Jesús? La elección es tuya. ¡Elige a Cristo hoy!